EL VIAJE
A las 0y50 emprendimos el viaje tan esperado, después
de varias horas llegamos a la terminal donde debiamos
tomar el micro que nos llevaria al lugar deseado.
Las primeras luces del día nos anunciaba una jornada
explendida, a medida que nos alejabamos de la gran ciu
dad el paisaje iba cambiando y así nos fuimos metiendo
en un camino donde la majestuosidad de la naturaleza
era imponente.
De un lado la montaña fria, rígida pero embellecida
por pequeños hilos de agua y por restos de nieve que
habia quedado atrapada entre sus rocas porque el calor
del sol no la habia alcanzado,del otro lado el precipicio
profundo silencioso provocando esa terrible sensación de
miedo pero que a la vez te lleva a contemplar la belleza
de sus valles. El cielo estaba inmensamente azúl y en él
como bandera al viento el cóndor con sus alas abiertas so
brevolaba en círculos como advirtiendo su presencia para
impedir se acerquen a su hábitat. Queria guardar en mi re
tina tanta maravilla, bajabamos y subiamos como si estuvie
ramos jugando en un tobogan.
Así anduvimos hasta llegar a esa villa,pequeña,cruzada por
un río de aguas cristalinas.Una inmensa paz reinaba y una
briza dulce y suave nos acariciaba.El andar tranquilo de la
gente y los pocos vehículos que circulaban nos mostraba un
lugar apacible donde el privilegio de estar allí era para
los amantes de la naturaleza
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